Laura y Alex pasaban (y siguen pasando) los veranos en Sant Antoni de Calonge. Eran dos adolescentes de 16 años cuando se conocieron.
Un día cualquiera, Laura estaba con una amiga suya en un banco del paseo. Alex, y su amigo Ignasi, se acercaron.
Él se enamoró de sus ojos, y a partir de allí, todo cambió.
Pasados los meses, comenzaron a salir. Sabían que no podían vivir el uno sin el otro.
Años después, realizaron un viaje a Indonesia con unos amigos. En una de las excursiones, subieron a Rinjani, una montaña de 3.700m de altura. Tras días de expedición, llegaron a la cima entusiasmados.
Allí, con la salida del sol, Alex le pidió a Laura que se casara con él.
Y así fue.
Se casaron en la Iglesia de Can Roure, Matadepera. Fue una boda cercana, llena de emoción e irrepetible. La celebración se llevó a cabo en La Roureda, Sant Pere de Vilamajor. Un lugar lleno de encanto y maravilloso en Barcelona. El catering corrió por cuenta de Le Chef.
Una boda única. Los encargados de fotografía y el video fueron Padilla&Rigau, uno de los mejores profesionales del sector. Sus trabajos están llenos de luz y captan los momentos con una naturalidad única que me encanta. Reflejan la esencia de cada pareja en cada instantánea, captando lo auténtico y genuino de ellas.
Para conseguir una boda tan ideal, contaron con Detallerie, que se encargaron de crear el hilo conductor de toda la boda y la coordinación. Ellas son grandes profesionales del sector, consiguieron plasmar la boda perfecta para los novios, adaptándose a su estilo y obteniendo el mejor de los resultados. Fue una boda en la que predominaban colores muy veraniegos, como el turquesa y el rosa. Trasmitía alegría y diversión, adjetivos que definían a los novios y que estos esperaban para un día tan importante. Y así fue.
Laura eligió un vestido de Marta Martí espectacular. De encaje y espalda al aire con estilo romántico y natural, estaba hecho para ella.
Tras muchas pruebas en varios sitios, visitó el atelier de Marta Martí. Allí encontró el vestido de sus sueño. Marta la asesoró dándole varias ideas, que junto a las que ella misma tenía, dieron forma al diseño. Obteniendo el resultado perfecto.
Laura eligió un tocado de Alial para la ceremonia, de flores en tonos rosa y turquesa. Para la fiesta, escogió una diadema de flores de Lito&Lola, en un color rojo-fresa, muy natural.
Para completar el look, optó por unos zapatos de charol en tono nude-rosado, de Unisa. Aportaban sobre todo la comodidad que Laura buscaba.
El ramo, complemento necesario para toda novia. Lo diseño Detallerie y realizó Moshi manteniendo los toques de color, frescos y naturales.
La parte de belleza se encargo Dani Marin, gran profesional y buen amigo de Alex. Optaron por un maquillaje natural que combinaba con un semirecogido perfecto para el look fresco que se quería conseguir.
El traje y chaleco de Alex fue hecho a medida por Arseni Dominguez, sastre de Furest Barcelona. Buscaba un estilo clásico pero con un toque moderno. Lo consiguió, combinando el color azul oscuro con los topitos verdes del chaleco. Lo acompañó con una corbata de Calvin Klein. Los zapatos, también eran de Furest.
Me encanta la espontaneidad y la alegría que me trasmite esta boda. Cada boda real que comparto con vosotros es inigualable. Todas transmiten ese toque personal imprescindible que tanto nos hace disfrutar a los demás cuando las vemos.
Un besote.
Rodolfo Mcartney.