“El amor es arriesgado, pero siempre ha sido así. Hace millares de años que las personas se buscan y se encuentran”, Paulo Coelho.
Rubén y Fernando, los chicos de El Mono con Sombrero, quisieron celebrar con una boda su renovación de votos en su primera década de casados. Los 10 años juntos no podían tener mejor celebración que un gran día rodeados de familia y amigos en el que volver a demostrar el amor que sienten y la sinceridad que se profesan.
He de deciros (y podréis comprobarlo más adelante) que todo lo que El Mono con Sombrero toca, lo convierte en oro. Sus intenciones no pueden ser mejores y sus propuestas representan todo y más de lo que se puede esperar. Me hace mucha ilusión poder compartir esta boda de aniversario, ya que soy un fiel seguidor del trabajo de Rubén y Fernando, y de su amor.
Su historia, desde que los conozco, me ha marcado. En la vida, hay momentos inesperados en los que surge esa chispa que hace que dos corazones conecten y que solo te lleva hacia delante, sin permitirse mirar atrás. Y es que, el amor se trata de eso, de vivir intensamente cada segundo.
Adentrándonos en la celebración, quiero contaros que la pareja deseaba que fuera algo especial, muy especial. Rubén y Fernando son una pareja divertida y querían plasmar su originalidad en la boda, a través de un lugar que les representase, y una decoración delicada y arriesgada a la vez. Pero sobre todo, querían que fuese un día muy divertido en el que todos los invitados disfrutaran al máximo.
“Cuando decidimos hacer una gran fiesta para celebrar nuestros 10 años de casados y renovar los votos , lo único que teníamos claro era que el color sería el protagonista, por eso, la temática tenía que ser PANTONE“, explica la pareja. Hicieron cómplices a los invitados con dos normas: no se podía repetir color y tenían que ir en pareja de color. “Al principio, pensamos que sería mucho más complicado, pero nuestros invitados nos conocen y en seguida quisieron ser parte de nuestra locura”, confiesan. ¡Bendita locura!
Algo que barajaron desde el principio es que querían que el dónde y el cómo fueran sorpresa. Los familiares y amigos solo sabrían la fecha, la hora y las coordenadas donde les recogería un autobús en Galicia, que les llevaría hasta el lugar del evento. En el recorrido, de más de dos horas, se proyectaron las películas de los Gremlins, con palomitas y golosinas, y durante todo el viaje les acompañó el mago Yago Barral, ofreciéndoles espectáculos para hacerlo más llevadero. ¡No faltó detalle!
Los invitados llegaron a un pinar en la Costa da Morte, con unas vistas insuperables. Allí fueron recibidos con un vermut de La Fabulosa y un enorme tipi iluminado por Jukebox, mientras disfrutaban del aperitivo. Rubén y Fernando hicieron su aparición, vestidos de Asos y Massimo Dutti, y subidos a un quad con bengalas de humo amarillo y al ritmo de Walk on water, de Thirty Seconds To Mars. ¡Una entrada triunfal!
Tras la renovación de votos, la segunda parte de la fiesta tuvo lugar en una antigua bodega en una nave industrial, cuya fachada se encargó Jukebox de iluminar en color rosa. Los fuegos artificiales, acompañados de la música en directo de Irene Caruncho, recibieron a los invitados para dar comienzo al banquete.
Dentro, organizaron diferentes espacios y ambientes, plantas tropicales y zonas chill out de bamboo, mesas industriales, composiciones de luces y velas cargadas de colores y flores.
En cuanto al menú, se decantaron por una primera parte con mesas temáticas (asiática, quesos, sabores del mundo, gallega…) acompañadas de una gran variedad de aperitivos: bivalvos, ostras, navajas, almejas, berberechos… Todo maridado con una perfecta elección de vinos y su incondicional Aperol Spritz.
Una de las grandes sorpresas fue la presencia de la tattoo roulotte, en la que Onze Tattoo estuvo dispuesto a tatuar un recuerdo de por vida a quienes estuvieran dispuestos.
En la segunda parte del banquete, los invitados tomaron asiento en dos mesas imperiales cuya decoración era una explosión de gusto para la vista. Podían encontrar su sitio buscando el color en dos grandes centros de flores en degradado que presidían y marcaban en un perfecto compás cromático. Los platos eran de Los Platos de Pan, increíbles creaciones personalizadas.
El menú lo dejaron a cargo del chef Rubén González Vallejo y fue una sorpresa para todos, invitados y pareja. Cada plato lo presentó con un color: La vie en rose, Verde que te quiero verde… Una perfecta armonía entre ingredientes y presentación, jugando con trampantojos y explosiones de sabores.
El toque dulce final lo puso Sémola, una de las pastelerías gallegas más reconocidas. Prepararon una mesa dulce temática Pantone, cargada de colores, de texturas y de sabor, con tres tartas, mini donuts, nuages y cookies.
Tras deleitarse el paladar, todos dieron paso al baile de Rubén y Fernando al son de The Lazy Song, de Bruno Mars. Tras este divertido momento, comenzó una gran fiesta en la que Bico de Xeado les acompañaron con sus carritos de helados, y que se prolongó hasta bien entrada la madrugada.
Os dejo las fotos de AHR Photos para que disfrutéis tanto como yo de esta espectacular celebración y el vídeo de Hartemudo.
Un besote,
Rodolfo Mcartney.